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Un dolor, un sentir una esperanza

(AW) “Todas lloramos en Navidad, cada una con y por sus rollos personales pero, inevitablemente, el espíritu navideño nos une a todas en millones de pequeñas lágrimas que guardan un dolor, un sentir, una esperanza. Millones de pequeñas lágrimas que añoran la libertad. Feliz Navidad. Libertad a todos los presos, menos a los milicos”, dice Claudia Sobrero desde Ezeiza.

Buenos Aires, 29 de diciembre de 2007 (Agencia Walsh) Desde este humilde lugar, la Navidad es para mí como una “caja de Pandora” que incita a infinidad de acciones diversas, van desde la euforia, el llanto, la violencia, la melancolía, la esperanza hasta el suicidio.
Debería producir amor y sólo amor, pero para pasarla bien y sentir amor hace falta tener un montón de otras cosas que cuestan mucha plata. De pequeña confirmé que la Navidad afectaba seriamente me vida. Muchos gastos, mamá y papá quedaban con lo justo para sobrevivir enero y yo la ligaba de rebote. Enero se convertía en el mes más largo y aburrido del año. Y todo por Navidad, bendita Navidad, maldita navidad.
Virus. La Navidad es como un virus que incita al gasto y a la locura, y además es un virus que ataca directamente la salud y la libertad.
¿Cuántos crímenes, accidentes, muertes y robos? ¿Cuántas violaciones?
La cárcel no es la excepción. Siempre, entre el 23 y el 25 hay gran cantidad de ingresos: Feliz Navidad.
Desde sus hermosas casas los que producen el comercio global de la Navidad le dan el sentido del gozo de la riqueza, en esos casos la Navidad sigue siendo un excelente negocio: Feliz Navidad.
Para los que nada tienen, la Navidad de los que tienen mucho incita a la emergencia. ¿Quién puede culparlos por ello? Para el neoliberalismo la Navidad de los que mucho tienen se garantiza encarcelando a los que nada tienen.
Las cárceles reciben “ingresos de Navidad”, pero para los pres@s la Navidad vuelve a tener distintas funciones en la mente de cada miembro de la población. Puede ser entonces tiempo sufrido de descuento, pero también puede ser tiempo de sufrimiento activo, es decir en pleno sufrimiento: “¿otra Navidad?”.
Pero en prisión encierra a la vez la esperanza de algunas respecto de indultos y rebajas, otras esperan el perdón de las sanciones en tubos.
Como sea, y esta es mi número 23, cada año se producen estos síntomas que, también aquí, provoca el virus de Navidad.
La Navidad en cana, siempre produce un corte, un cambio, una esperanza, una desilusión. Siempre se convierte en un día diferente en la monotonía cotidiana de la cárcel. Todas lloramos en Navidad, cada una con y por sus rollos personales pero, inevitablemente, el espíritu navideño nos une a todas en millones de pequeñas lágrimas que guardan un dolor, un sentir, una esperanza. Millones de pequeñas lágrimas que añoran la libertad. Feliz Navidad. Libertad a todos los presos, menos a los milicos.
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Por : Claudia Sobrero
AGENCIA DE COMUNICACIÓN RODOLFO WALSH