(AW) ““Ni antes ni después de las fiestas hubo mención de ellas: continuamos con la lectura de libros, artículos de diarios, recabando y contrastando informaciones para proyectos varios”, afirma María Alvite, bibliotecaria y puntual asistente de las necesidades de los presos de la U6 de Chubut.
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Buenos Aires, 29 de diciembre de 2007 (Agencia Walsh) ¿Cómo se pasan las fiestas en la U6 de Rawson? Mi única experiencia fue la de la temporada pasada. Como tenemos acordado en el taller, una vez por mes, vemos una película elegida por mí. El 26 de diciembre la elegida fue DÍAS DE FURIA, de Niels Mueller, película norteamericana estrenada en el 2004.
En sus 95 minutos de trama, la acción transcurre en el verano de 1974, época de gran malestar político, cuando Samuel J. Bicke (Sean Penn) un hombre de 44 años quiere creer en algo: lo que sea. Sin embargo, una y otra vez su fe (en él mismo y en el mundo que le rodea) se ve torpedeada. Se ha separado de su mujer, Marie (Naomi Watts), quien se niega a considerar la reconciliación que él tanto anhela; y no mantiene relación con su hermano Julius (Michael Wincott), un hombre de negocios cuyos éxitos parecen burlarse de la continua fila de fracasos profesionales de Bicke. Cuando Bicke experimenta una serie de desgracias seguidas, decide que el único modo de recuperar su insignificante existencia es realizar un gesto de grandeza histórica que hará que su ser pese en la conciencia de todos. Llegado a este punto, los sueños ceden ante las ilusiones de grandeza. Un nuevo Samuel Bicke, resuelto e ingenioso, parte en pos de una cruzada estremecedora, porque pretende enderezar todo lo que está mal en el mundo.
La película con documentales extraídos de noticieros de la época, donde aparecen Salvador Allende, el Sha de Irán y la reiterada presencia de Richard Nixon, sirvió de disparador de preguntas sobre aquella época que la mayoría desconocía, que se aprovechó para reflexionar sobre los sucesos posteriores que nos tocó padecer. Esa realidad superó al tema de las fiestas, que se desvaneció.
A raíz de la oferta de los amigos de la biblioteca que querían hacerles llegar algo para las fiestas, les propuse que, en lugar de lo usual para esta ocasión (pan dulce, golosinas, etc.) me acercaran algo más estimulante, como champú, jabón de tocador, desodorante. Me dijeron que sí. Se los comuniqué a los muchachos, haciendo la salvedad que para recibir los “regalitos” debían escribir algo. Ante el impacto recibido del cambio de comida por elementos de tocador, dijeron: “Mire que rápido que aprende...hasta nos extorsiona...”
Lentamente, a medida que entregaban sus escritos, recibían los presentes reconociendo que su utilidad, máxime cuando tenían demorados en más de treinta días la entrega de elementos de limpieza.
Ni antes ni después de las fiestas hubo mención de ellas: continuamos con la lectura de libros, artículos de diarios, recabando y contrastando informaciones para proyectos varios.
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Por : María Cristina Alvite
AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH