Memoria es lucha
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(AW) Una vez más sobrevivientes, familiares y amigos marcharon por los 194 pibes asesinados en Cromañón. De Once a Plaza de Mayo también exigieron justicia para los 8 padres y madres que murieron en este tiempo de dolor e impunidad. Memoria es Lucha se llama el documento que emitieron en la oportunidad, y que reproducimos completo en esta entrega. Los medios del sistema ignoraron la movilización. El diputado Ibarra y el empresario Chabán –principalísimos responsables de la matanza-, tuvieron un domingo relajado. ¿ La Justicia ? Bien, gracias.
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(Agencia Rodolfo Walsh, 1º de abril de 2008) A 39 meses de la masacre de Cromañón cientos de sobrevivientes, familiares y amigos de los 194 chicos asesinados en 2004, marcharon desde el Santuario de Once hasta Plaza de Mayo. De ese modo, el pasado domingo 30, exigieron justicia también para los ocho padres y madres que murieron “de dolor e impunidad”.
Como se recordara, aquel 30 de diciembre cuando Aníbal Ibarra era jefe de gobierno y Omar Chabán dueño del boliche donde ocurrió la matanza, los padres comenzaron un periplo de luchas y enfrentamientos que se acrecentaron frente a la sólida trama de complicidades que les obstruyó, puntualmente, el camino hacia la justicia.
Este domingo de marcha, la indignación se reflejaba en los rostros al recordar que hoy Ibarra es diputado, luego de ser sobreseído por la “justicia”, y Chabán se encuentra cómodamente en el arresto domiciliario y trucho que también le otorgaron los jueces.
En este contexto, niños, hijos, hermanos, padres, amigos gritaron al unísono: “Este es el famoso gobierno de Cristina/ que deja impune todo en la argentina/ con Chabán en la calle e Ibarra diputado/ la justicia argentina mira para otro lado”. Al tiempo que iniciaron la caminata encabezada por una bandera en la que demandaban basta de impunidad y castigo para todos los responsables.
Luego de tomar el clásico recorrido por Mitre, Pueyrredón, Rivadavia y Callao, la multitud llego a la calle Corrientes. Allí se mezclaron algunas miradas desorientadas, público haciendo fila para entrar a los teatros, transeúntes indiferentes y otros expectantes junto a quienes aplaudieron el paso de la marcha avalando el reclamo.
(AW) Una vez más sobrevivientes, familiares y amigos marcharon por los 194 pibes asesinados en Cromañón. De Once a Plaza de Mayo también exigieron justicia para los 8 padres y madres que murieron en este tiempo de dolor e impunidad. Memoria es Lucha se llama el documento que emitieron en la oportunidad, y que reproducimos completo en esta entrega. Los medios del sistema ignoraron la movilización. El diputado Ibarra y el empresario Chabán –principalísimos responsables de la matanza-, tuvieron un domingo relajado. ¿ La Justicia ? Bien, gracias.
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(Agencia Rodolfo Walsh, 1º de abril de 2008) A 39 meses de la masacre de Cromañón cientos de sobrevivientes, familiares y amigos de los 194 chicos asesinados en 2004, marcharon desde el Santuario de Once hasta Plaza de Mayo. De ese modo, el pasado domingo 30, exigieron justicia también para los ocho padres y madres que murieron “de dolor e impunidad”.
Como se recordara, aquel 30 de diciembre cuando Aníbal Ibarra era jefe de gobierno y Omar Chabán dueño del boliche donde ocurrió la matanza, los padres comenzaron un periplo de luchas y enfrentamientos que se acrecentaron frente a la sólida trama de complicidades que les obstruyó, puntualmente, el camino hacia la justicia.
Este domingo de marcha, la indignación se reflejaba en los rostros al recordar que hoy Ibarra es diputado, luego de ser sobreseído por la “justicia”, y Chabán se encuentra cómodamente en el arresto domiciliario y trucho que también le otorgaron los jueces.
En este contexto, niños, hijos, hermanos, padres, amigos gritaron al unísono: “Este es el famoso gobierno de Cristina/ que deja impune todo en la argentina/ con Chabán en la calle e Ibarra diputado/ la justicia argentina mira para otro lado”. Al tiempo que iniciaron la caminata encabezada por una bandera en la que demandaban basta de impunidad y castigo para todos los responsables.
Luego de tomar el clásico recorrido por Mitre, Pueyrredón, Rivadavia y Callao, la multitud llego a la calle Corrientes. Allí se mezclaron algunas miradas desorientadas, público haciendo fila para entrar a los teatros, transeúntes indiferentes y otros expectantes junto a quienes aplaudieron el paso de la marcha avalando el reclamo.
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Jorge, Mirta y Mario
Jorge, Mirta y Mario
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Los manifestantes se dividieron al llegar a Plaza de Mayo, los más allegados a las víctimas la rodearon llevando una bandera argentina con las fotos de los chicos, mientras que el otro grupo se acomodó frente al escenario.
A la hora de las palabras, Nilda Gómez, de la ONG Familias por la Vida , se dirigió con energía a los presentes y refirió a los ocho padres que “murieron de impunidad, y que hoy también forman parte de este reclamo”. Luego, conmoviendo a la multitud expresó: “ya no tenemos solo una silla vacía, sino que vamos teniendo casas vacías”. De ese modo, aludía a la reciente muerte de Mario Mansilla. Poco antes había partido su mujer Mirta, y aquel 30 de diciembre su hijo Jorge. Se exhibe así, sin esfuerzo, el estrago que provocó en las familias el poder que encubre y protege a los responsables del exterminio de los jóvenes.
A su turno, Silvia Bignami, del grupo Paso, habló de la necesaria solidaridad con otros casos de impunidad y realizó una convocatoria de reclamo por el juicio y castigo a los responsables materiales, ideológicos y políticos del fusilamiento del maestro Carlos Fuentealba, de quien se cumple el próximo 4 de abril, un año. “Pedimos también al gremio docente, subrayó Bignami- como lo hacen los compañeros de Fuentealba, que se realice el 4 de abril un paro y movilización para repudiar el asesinato y exigir justicia. Y que quede claro que aquí esta faltando por lo menos un docente, y están faltando por lo menos 194 alumnos”.
Cayó la noche sobre la multitud de pie, y ninguno de los grandes medios se hizo presente para transmitir la intensidad de este movimiento que también forma parte del nosotros como sociedad. Un contundente y masivo grito de “justicia”, que reemplazó al antiguo “presente”, resonó 194 veces luego de que los oradores nombraran a cada uno de los pibes. La lectura del documento puso fin a la marcha y un sentimiento pintado en el Santuario navegaba en el aire de la Plaza de Mayo: “Si no existe la memoria, todo lo nuestro es suicida”.
Los manifestantes se dividieron al llegar a Plaza de Mayo, los más allegados a las víctimas la rodearon llevando una bandera argentina con las fotos de los chicos, mientras que el otro grupo se acomodó frente al escenario.
A la hora de las palabras, Nilda Gómez, de la ONG Familias por la Vida , se dirigió con energía a los presentes y refirió a los ocho padres que “murieron de impunidad, y que hoy también forman parte de este reclamo”. Luego, conmoviendo a la multitud expresó: “ya no tenemos solo una silla vacía, sino que vamos teniendo casas vacías”. De ese modo, aludía a la reciente muerte de Mario Mansilla. Poco antes había partido su mujer Mirta, y aquel 30 de diciembre su hijo Jorge. Se exhibe así, sin esfuerzo, el estrago que provocó en las familias el poder que encubre y protege a los responsables del exterminio de los jóvenes.
A su turno, Silvia Bignami, del grupo Paso, habló de la necesaria solidaridad con otros casos de impunidad y realizó una convocatoria de reclamo por el juicio y castigo a los responsables materiales, ideológicos y políticos del fusilamiento del maestro Carlos Fuentealba, de quien se cumple el próximo 4 de abril, un año. “Pedimos también al gremio docente, subrayó Bignami- como lo hacen los compañeros de Fuentealba, que se realice el 4 de abril un paro y movilización para repudiar el asesinato y exigir justicia. Y que quede claro que aquí esta faltando por lo menos un docente, y están faltando por lo menos 194 alumnos”.
Cayó la noche sobre la multitud de pie, y ninguno de los grandes medios se hizo presente para transmitir la intensidad de este movimiento que también forma parte del nosotros como sociedad. Un contundente y masivo grito de “justicia”, que reemplazó al antiguo “presente”, resonó 194 veces luego de que los oradores nombraran a cada uno de los pibes. La lectura del documento puso fin a la marcha y un sentimiento pintado en el Santuario navegaba en el aire de la Plaza de Mayo: “Si no existe la memoria, todo lo nuestro es suicida”.
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Fuente : AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH
Ayelen Stroker y Oscar Castelnovo
Ayelen Stroker y Oscar Castelnovo