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Latinoamérica de ayer a hoy

Cinco decenios de vida revolucionaria en Cuba han sido, además, 10 lustros de enconada lucha en el resto de América Latina, que exhibe hoy un panorama político diferente.
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Quienes tienen más edad en la Isla recuerdan que el triunfo de las armas rebeldes el primero de enero de 1959 apenas fue el gran jalón inicial de esta realidad. Entonces, los combatientes liderados por Fidel Castro ponían fuera de juego a una de las tantas dictaduras impuestas por Washington en un área geográfica donde la fuerza, las invasiones, los complots y la violencia eran, como hoy, instrumentos vigentes del arsenal estadounidense contra los pueblos del área.
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No obstante, la dominación imperial logró enseñorearse todavía por largos años en suelo latinoamericano, con el impulso adicional de evitar una “nueva Cuba”, a la vez que de cercar, aislar e intentar someter a la mayor de las Antillas.
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Cincuenta años más tarde los cambios que se muestran en la región despiertan serias esperanzas.
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Se trata de procesos que intentan promover cambios definitivos en sus respectivas sociedades, y que se proyectan positivamente en materias zonales y globales de extrema importancia.
Desde luego, no resultan todavía fórmulas acabadas ni mucho menos. Tienen la peculiaridad de haber llegado a las casas de gobiernos modificando a su favor los mecanismos electorales utilizados por la vieja oligarquía y el imperialismo para imponerse a los pueblos.
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De esa característica se deriva la urgencia de hacerse del poder efectivo, una batalla que implica cambios constitucionales, modificaciones en los aparatos del estado, reformas en la economía, y un sin número de otros pasos que debiliten o pongan fin a los históricos mecanismos de control de los oligarcas y sus promotores externos.
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De manera que si el mapa político latinoamericano es hoy alentador y presenta nuevas aristas, se trata aún de una batalla inconclusa, en pleno desarrollo y que de ser conducida adecuadamente y con firmeza, debe resultar en la consolidación y desarrollo de los nuevos proyectos en marcha.
Hablamos de un panorama donde Cuba se mantiene como firme asidero y referente para los revolucionarios latinoamericanos, lo que le impone a su Revolución el sagrado deber de perfeccionarse y hacerse más fuerte en todos los sentidos como alternativa cierta y viable.
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Por : Néstor Núñez Periodista AIN
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