martes

Gorila al plato

Aunque la CIA reconoció el pasado 6 de diciembre que destruyó videos donde se mostraba la aplicación de torturas a sospechosos de terrorismo, el gobierno de Bush maniobra para encubrir el hecho.
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El gobierno de Bush y la CIA necesitan lavar su imagen.


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No obstante esa pública confesión, el secretario norteamericano de Justicia, Michael Mukasey, planteó la necesidad de abrir una investigación para llegar a definir si la CIA violó alguna ley o entorpeció indagaciones del Congreso.
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Para supervisar ese proceso, Mukasey nombró a un fiscal federal del estado de Connecticut, John Durham, y así puso en marcha un espectáculo destinado, en primer lugar, a remendar la triturada imagen de su gobierno.
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El abogado de la Casa Blanca, Jody Hunt, declaró en una audiencia con el juez Henry H. Kennedy: "Es inconcebible que las cintas destruidas pudieran relacionarse con abusos, malos tratos o actos de tortura en la base de Guantánamo".
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Pero un abogado de prisioneros, David Remes, contestó que, en realidad: "Estamos ante un caso de potencial destrucción de pruebas".
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A manera de curiosa defensa, el abogado Hunt aclaró que los dos hombres torturados "no estaban en esa base naval", sino en prisiones secretas de la CIA, donde, comentó el Nuevo Herald, las grabaciones destruidas mostraban, entre otras, "la técnica de la simulación de ahogamiento".
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Según The New York Times, las víctimas fueron Abu Zubaydah y Abdel Rahim al-Nachiri, y la excusa para destruir en el 2005 las cintas que reflejan ese tratamiento brutal era evitar una venganza contra sus verdugos.
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Pero no es la primera revelación que implica a Bush y sus hombres en la desaparición de pruebas que los mezclan gravemente en la aplicación de salvajes torturas a prisioneros.
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Por ejemplo, el 21 de febrero del 2006, el sitio digital Iraq-Solidaridad, y con la firma de Carlos Varea, aseveró que excepto las fotos divulgadas en Washington dos años atrás y más tarde en el programa Dadeline, de la televisión pública australiana SBC, aún el Pentágono ocultaba más de 1 000 documentos e imágenes sobre torturas y asesinatos en Abu Ghraib.
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Además, agregó el mencionado sitio digital, ya en aquel momento habían sacado de circulación unas 546 fotos de prisioneros muertos bajo torturas.
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Otra bomba política cayó el 25 de junio del año pasado en medio de la entrevista que le hizo el periodista Seymour Hersh al ex general estadounidense Antonio Taguba, quien estuvo a cargo de la primera investigación militar sobre las atrocidades cometidas en la prisión de Abu Ghraib.
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El ex general norteamericano le dijo a Hersh, y lo publicó la revista New Yorker, que lo sacaron de su responsabilidad militar porque el informe que redactó sobre las torturas efectuadas en esa cárcel por hombres del Pentágono y la CIA no agradó al gobierno de Bush.
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A poco más de un mes de haber reconocido la CIA que en el 2005 destruyó videos donde se reflejaban torturas a prisioneros, el secretario norteamericano de Justicia, Michael Mukasey, anuncia la designación de un Fiscal para llegar a determinar si en este otro caso la CIA transgredió la ley u obstruyó investigaciones del Congreso.
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Así tratan de seguir conduciendo en silla de ruedas la imagen de que Estados Unidos es un país democrático, y de volver a silenciar las barbaridades ejecutadas por la administración de Bush.
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Por : NICANOR LEÓN COTAYO
Diario GRANMA CUBA