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Clara Rojas: Movámonos hacia delante

“Vamos a trabajar en eso, en lo que se pueda, con el mayor gusto”, dijo Clara, quien enfatizó que nadie puede ser ajeno al drama humano que viven los rehenes en la selva.
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La ex compañera de fórmula de Ingrid Betancourt, Clara Rojas, liberada este jueves tras seis años en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dijo en exclusiva para TeleSUR que la dura experiencia vivida la impulsa a emprender una lucha permanente para lograr un canje humanitario en su país.

"Movámonos hacia delante (…) hagamos un esfuerzo para resolver esa situación", exhortó Rojas en una extensa entrevista con el periodista William Parra, en la cual relató detalles del momento en fue retenida, de su largo cautiverio en la selva, de su relación con Betancourt y de cómo tomó la terrible decisión de separarse de su hijo, el pequeño Emmanuel.

"Vamos a trabajar en eso, en lo que se pueda, con el mayor gusto", dijo Clara, quien enfatizó que nadie puede ser ajeno al drama humano que viven los rehenes en la selva, en condiciones extremas y sin saber qué les deparará el futuro.

"Uno tampoco puede ser ajeno a esa situación, si se trata de salvar vidas humanas", por lo que es necesario "ver cómo las personas que están allá pudieran estar aquí", dijo.

Volvió a agradecer la mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, e hizo votos para que continúen las gestiones del mandatario y "todas las ayudas que se puedan dar".

Llamó al Gobierno de Álvaro Uribe, a la Iglesia Católica, a los ex presidentes colombianos, a todos los que "han querido participar en esa labor de facilitación", a no perder la esperanza en lograr un intercambio de rehenes por guerrilleros presos.

"Si hay ayuda como lo que se ha podido dar con el presidente Chávez, enhorabuena", exclamó. "Yo creo y estoy convencida de que eso es posible".


Todo empezó hace seis años

En la entrevista, Rojas relató pormenores de su vida de cautiva, desde el momento en que las hicieron prisioneras a ella y a Betancourt hasta los 20 días angustiosos que caminó junto a Consuelo González, escoltada por un comando guerrillero, rumbo al punto de encuentro en que serían liberadas, seis años después.

El 23 de febrero de 2002 tuvieron que viajar por tierra hasta San Vicente del Caguán desde Florencia, en el Caquetá, porque el entonces presidente colombiano, el conservador Andrés Pastrana, les negó el pedido que le hicieran de un helicóptero (beneficio que había dado a otros políticos).

Contó con detalles el momento de su secuestro, cuando un retén de la guerrilla en una carretera cambió su vida para siempre. "Sí, con mucho gusto te acompaño", le había dicho a Ingrid. "No pensamos que había peligro. Desafortunadamente, en una montañita nos secuestraron".

"Ella (Ingrid) había hablado con las FARC como otros candidatos. Nunca pensé que ella pudiera ser un objetivo militar".

Clara estuvo con Ingrid hasta octubre de 2003, cuando "nos juntaron con la demás gente" retenida. "Y de ahí duramos un año con ellos y después nos separaron otra vez en grupos".

Durante el tiempo que estuvieron juntas vivieron situaciones de angustia, como cuando se enteraron de la muerte del padre de Ingrid, en marzo de 2003, y del fallecimiento en un operativo militar de rescate del ex gobernador del Meta Guillermo Gaviria y del ex titular de Defensa Gilberto Echeverri, el 5 de mayo de ese año.


En lo profundo de la selva

En su permanencia en la selva pasó por numerosas situaciones difíciles "en condiciones aburridísimas desde todo punto de vista: no hay agua, caminar para acá, la comida, pues es lo que ellos finalmente pueden dar, o no comiendo".

Según cuenta Clara, una de las cosas peores era "la incomodidad para dormir", pues tenían que hacerlo en el piso, sobre unas camas improvisadas que les preparaban los guerrilleros.

"Extienden el caucho, ellos tratan de poner a veces palmas en el piso, (pero) uno tiene la impresión de que las arañas, el alacrán…", relató.

"Para ir a lo que llaman ellos el 'chonco' es con un guardia armado, que uno le tiene que pedir 'por favor aléjese un poquito porque me da es pena'", añadió Clara Rojas.

Contó que intentó fugarse varias veces, tras lo cual fue encadenada durante días.

"Es tenaz. El impacto es bárbaro, por más que haya un trato decente: '¿cómo va?, buenos días, ¿va a comer?', además es así al estilo militar, eso es otra cosa, está claro que es lo que ellos digan".


El milagro de Emmanuel

Para Clara, que es muy devota, el nacimiento de su hijo, el 16 de abril del año 2004, fue un milagro que le dio fuerzas para seguir con vida.

"Le puse Emmanuel porque en Mateo dice: Y la Virgen tuvo su hijo y le puso Emmanuel, que significa 'Dios con nosotros'".

Tras un parto difícil, hecho por un enfermero en plena selva, Clara pasó grandes vicisitudes para cuidar de su pequeño en condiciones tan extremas.


Narró el momento en que el niño tuvo leishmaniasis, sin que hubiese en el lugar los medicamentos necesarios para tratarlo. Finalmente, tomó la terrible decisión de "sacar a mi niño para salvarle la vida", y así se lo pidió a la guerrilla durante varios meses.

"Seguí insistiendo y mire que finalmente me escucharon, mi Dios me escuchó".

"Hoy en día tengo a Emmanuel, eso es un hecho concreto. Ya está bien, está en un organismo respetado y mi familia lo puede ver", dijo y aseguró que pronto se reunirá con él. "Estoy con la expectativa de estar con mi hijo, ya lo pasado pasó".

Indicó que tiene pensado dedicarse a sus seres queridos y disfrutar de un período de "familoterapia", para "llenar ese vacío afectivo que ha habido en todos estos años de cautiverio".


Fuente : TELESUR