El 29 de septiembre de 1998, sólo 17 días después de su arresto por el FBI en Miami, los cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo fueron encerrados en una celda de castigo, conocida como "El Hueco", en el Centro Federal de Detención de la ciudad floridana.
No resulta difícil imaginar el suplicio al que fueron sometidos durante 17 interminables meses, si se sabe que el tenebroso sitio es un local de cinco metros de largo por dos y medio de ancho, hermético, con débil iluminación y abundante moho y humedad.
En esas condiciones permanecían 23 de las 24 horas del día. Salían 60 minutos para estirar las piernas, en un espacio igualmente cerrado, sólo un poco mayor y con un hueco en el techo.
Este brutal castigo, totalmente injustificado, formó parte de los variados métodos empleados por los carceleros con la finalidad de quebrar su espíritu de resistencia, y hacerlos admitir la condición de espías al servicio de Cuba, a cambio de no enjuiciarlos.
La maniobra era clarísima: demostrar con pruebas "irrebatibles" ante la opinión pública internacional, que la Isla intervenía en los asuntos internos de EE.UU. y constituía, por tanto, una grave amenaza para su seguridad nacional.
De ese modo, la Casa Blanca tendría a mano un pretexto para justificar el bloqueo y cuantas medidas punitivas decidiera, incluidos ataques limitados o en gran escala, viejas aspiraciones contempladas en los planes elaborados por la CIA y el Pentágono.
Pero en el "bien" pensado asunto uno de los aspectos calculados no funcionó como esperaban: el sentido patriótico y revolucionario, la lealtad e integridad moral de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, René González y Fernando González, cinco hombres y su causa que el mundo comienza a conocer y admirar, como es evidente en la Jornada de Solidaridad iniciada el pasado día 12, con motivo del noveno aniversario del arresto.
Ellos han demostrado, entre otras cosas importantes, el valor infinito de las ideas, que el imperio no es tan invencible ni todopoderoso como pretende presentarse para intimidar a los pueblos, y que representa un sistema enfermo de odio y maldad.
La colosal resistencia de estos compatriotas ha puesto en ascuas la fiscalía norteamericana, que contra ellos, durante nueve años, lo ha ensayado todo, como ha sido evidente en diferentes momentos del ya dilatado proceso de apelación.
Particularmente esclarecedora resultó la vista oral celebrada el pasado 20 de agosto ante un panel de jueces del Onceno Distrito de Apelaciones de Atlanta, donde 73 destacados juristas y otras personalidades internacionales pudieron comprobar las irregularidades en torno al juicio celebrado en Miami, la mala conducta de la Fiscalía y la inconsistencia de los cargos de conspiración para cometer asesinato, imputado a Gerardo, y el de conspiración para cometer espionaje, atribuido también a Gerardo e igualmente a Ramón y Antonio.
Un análisis objetivo y desapasionado de este proceso indica que la verdad y la justicia terminarán por abrirse paso, y los suplicios de El Hueco, a donde han sido remitidos en más de una ocasión, quedarán como un amargo recuerdo para los Cinco y un estigma imborrable para Estados Unidos.
Por : Angel Rodríguez Alvarez
Periodista de AIN
AIN Agencia Cubana de Noticias
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Publicado por VOLTAIRE.NET